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Experiencias Viajeros Charlamos con Alicia Aradilla

Alicia Aradilla, ilustradora de viajes (Extremadura, 1989), se dedica profesionalmente a la acuarela desde 2017, cuando dejó su trabajo como diseñadora gráfica en una empresa de publicidad para viajar por el mundo y captar todos sus colores en sus cuadernos. Además de cumplir un sueño, el viaje le permitió hacer un proyecto muy ambicioso que quedó plasmado en 13 cuadernos, con más de 700 ilustraciones de 19 países diferentes, que fue compartiendo día a día en Instagram (@a.aradilla), donde cuenta con más de 400.000 seguidores. Desde entonces trabaja como ilustradora freelance, colaborando con empresas, agencias de turismo y grupos editoriales. También ha creado su propia escuela online de acuarelas en Patreon, con más de 1.800 alumnos mensuales siguiendo sus lecciones. 

  1. Háblanos de tu viaje a Japón, ¿Qué destinos visitaste? ¿Cuántos días estuvisteis?

Viajé por primera vez a Japón en 2017 y volví a recorrer el país en noviembre de 2024. En ambas ocasiones partí de una ruta clásica por Tokio, Kioto y Osaka, ya que son destinos en los que siempre hay nuevos sitios para descubrir, nuevos restaurantes que probar, actividades originales para hacer y muchas excursiones interesantes a lugares cercanos. A partir de ahí, intento añadir algunos lugares especiales y que me apetecen en cada momento. En la primera ocasión opté por Hiroshima e Itsukushima, mientras que en el viaje más reciente añadí a la ruta paradas en Himeji, Takayama (con el precioso pueblo tradicional de Shirakawago) y Kawaguchiko, a los pies del monte Fuji.

  1. ¿Cómo organizaste el viaje? ¿Algún consejo para los viajeros a la hora de organizar su viaje?

Lo primero y más importante es ver cuántos días necesitas, partiendo de la idea de que siempre te va a parecer poco. Se requiere de un mínimo de 7-10 días para ver Tokio y Kioto, a partir de ahí puedes ajustar la duración del viaje en función del resto de lugares que quieras añadir a esta ruta. Teniendo esto en cuenta, para ahorrar tiempo, lo ideal es buscar la mejor conexión aérea y empezar a disfrutar del país. Al ser ciudades tan grandes, sí que recomiendo llevar un ‘planning’ más o menos claro de las atracciones turísticas, restaurantes y tiendas que quieres visitar, ubicarlas por zonas te ayudará ahorrar mucho tiempo en metros como los de Tokio y Kioto y te permitirá también disfrutar de preciosos paseos a pie durante tus recorridos. 

  1. ¿Cuáles fueron las principales razones que te llevaron a elegir Japón como destino?

Es un destino que siempre me ha atraído. Casi todos hemos tenido contacto de alguna forma con Japón desde pequeños gracias a series de animación como Doraemon, por ejemplo, y con los años he ido descubriendo más cosas de su cultura que me resultaban muy atractivas. El hecho de que sea un país muy seguro y que tenga una de las gastronomías que más me gustan también han sido razones clave para tomar la decisión de viajar hasta Japón, por no hablar de su arte, con esa devoción hacia los pequeños detalles y la belleza de lo cotidiano que tanto me fascina.

  1. ¿Por qué incluiste Himeji, Takayama (Shirakawago) o Fuji Kawaguchiko en tu itinerario?

Respondiendo en este mismo orden, diría que Himeji es una excursión muy cómoda e interesante desde Osaka o Kioto. No es un destino muy habitual y, sin embargo, cuenta con uno de los castillos más bonitos de Japón y uno de los lugares más místicos y especiales del país: el monte Shosha y sus espectaculares templos, que se encuentran semiocultos en el bosque. No es de extrañar que fuesen elegidos como escenario para la película ‘El último samurai’, protagonizada por Tom Cruise.

En el caso de Takayama, quería conocer un poco más sobre el Japón más rural y tradicional, y creo que tanto esta ciudad como el pequeño pueblo de Shirakawago son una primera toma de contacto perfecta. Además, muchos de los alojamientos de allí cuentan con los típicos onsen (baños tradicionales japoneses) al aire libre, que hacen que la experiencia sea aún más interesante.

Por último, tenía muchas ganas de ver el monte Fuji desde cerca, ya que en el primer viaje que hice al país no pude encajarlo en la ruta. Hay varias opciones, pero me decanté por Kawaguchiko y poder pintar en mi cuaderno de viaje la cumbre más alta y símbolo de Japón con los lagos en primer plano fue una maravilla. Todo un acierto.

  1. ¿Qué es lo que más te gustó de este destino dentro de Japón y por qué?

Quedarse con un único lugar de Japón es imposible, pero por lo especial del momento y por la suerte que tuvimos con el tiempo ese día, diría que la visita a Kawaguchiko para ver el monte Fuji fue la más especial. Precisamente este 2024 fue la primera vez en 130 años que no nevaba en su cumbre hasta noviembre. Y no solo tuvimos la suerte de que finalmente la cima del volcán se tiñera de blanco los días previos a nuestra visita, sino que, además, esa mañana salió el sol y disfrutamos del Fuji en todo su esplendor.

  1. ¿Cuál es tu comida japonesa favorita? ¿Algún lugar que recomiendas para probarlo?

Me debato entre el ramen y el sushi, para ser sincera. El mejor ramen que he probado en este viaje ha sido en Tokio, en el local Karashibi Miso Ramen Kikanbo, cerca de Akihabara. Me gusta que tenga un punto picante y éste -en su versión con carne de cerdo—fue un diez sobre diez. En cuanto al sushi, encuentras piezas de buena calidad y a buen precio en casi cualquier sitio, pero el más especial fue en una pequeña taberna de Takayama, a la que llegamos casi por casualidad y en la que comimos prácticamente solos junto al dueño, que llevaba más de 30 años preparando esos platos cada día. Uno de los momentos más bonitos del viaje. Y de postre, por supuesto, un mochi.

  1. ¿Hay algún aspecto de la cultura japonesa que te llame especialmente la atención?

Diría que lo que más me gusta es la capacidad de los japoneses en poner todo el cariño y la dedicación a las tareas más cotidianas y cómo de esta manera se les atribuye un valor especial. Todo está cuidado al detalle y eso dice mucho de una sociedad: cómo envuelven la compra que haces en una tienda, cómo diseñan las entradas a cualquier museo (que dan ganas de enmarcarlas), cómo limpian sus templos, cortan los árboles o emplatan la comida. Es una manera preciosa de ‘regalar tiempo’ quizás, lo más preciado que tenemos hoy en día.

También su capacidad de admirar lo que les rodea. Tuve la suerte de viajar en otoño, coincidiendo con el momiji (la época del año en la que muchos árboles adquieren ese tono rojizo). Me encanta ver cómo esperan ese momento del año y disfrutan de esos regalos de la naturaleza. Es algo que deberíamos copiar en otros lugares.

  1. ¿Alguna experiencia que destaques de tu viaje en Himeji, Takayama (Shirakawago) o Fuji Kawaguchiko?

Hay muchos momentos a destacar en cada viaje, pero como ilustradora siempre guardo un recuerdo muy bonito de los dibujos que he realizado ‘in situ’. El de Shirakawago, por ejemplo, fue especial por el entorno que me rodeaba. Estar sentada pintando en un lugar tan increíble, que mejora incluso las fotografías que habías podido ver previamente en internet, hace que conecte de una manera única con el entorno. Además, siempre hay gente que se acerca a mirar, intercambias alguna charla… y eso hace que la experiencia sea aún más enriquecedora. Me quedo con esos momentos.

  1. ¿Qué souvenirs comprasteis y recomendaríais a otros viajeros?

Siempre intento ir a tiendas de antigüedades y mercadillos, ya que es una buena forma de dar con artículos que no vas a poder encontrar en ningún otro lugar. Me he traído algunos tesoros, tanto de materiales de arte locales (por ejemplo, un yatate) como de juguetes vintage. Además, los japoneses suelen cuidar muy bien este tipo de objetos y los encuentras en un estado de conservación estupendo.

  1. Para terminar… ¿Cuál es el mejor recuerdo que te llevas de Japón?

El mejor recuerdo de mis viajes son siempre mis cuadernos. Ahí no sólo quedan representados todos los lugares que he visitado en ilustraciones en acuarela, sino que narro algunas anécdotas o detalles que me resultan curiosos. Y después, cuando estoy en casa y los abro de nuevo, son como máquinas del tiempo que me devuelven a esos momentos especiales.

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