Kichisen

Ubicado en un bosque centenario, Kichisen se dedica a mantener la hospitalidad tradicional de Kioto. La cocina tradicional "kaiseki" de Kichisen ha sido ampliamente aclamada tanto por su excelente calidad como por su llamativa presentación. Una "ofrenda de bebida" llamada sake-ikken —una pequeña taza de sake ofrecida primero a los dioses y luego disfrutada por el comensal— abre la comida con un guiño a la tradición, y esta atención al detalle continúa a medida que avanza la comida.

El hábil chef Tanigawa crea un ejemplo poco frecuente de la narración equilibrada y estacional que es esencial en la cocina "kaiseki". De forma poco habitual para el "kaiseki", que suele estar diseñado para ser presentado a dos o más personas, Kichisen cuenta con un mostrador para acomodar a los comensales en solitario. Hay un cierto ritmo y un sutil encanto en la progresión de los platos, que se combinan de forma experta con las opciones de sake, vino y champán.