Experiencias de viajeros

Integrarse en la naturaleza y el espíritu de Japón

Al pensar en la historia de Japón, la primera imagen que le viene a la mente a muchas personas es la de los samuráis: guerreros estoicos e intrépidos que vivían según el estricto código moral del bushido. Pero lo que subyace bajo esa imagen es un profundo pozo de fuerza espiritual y una larga tradición como mecenas de la alta cultura, practicantes de la ceremonia del té, artistas consumados y poetas. 

La prefectura de Kagoshima fue antiguamente el centro del poderoso Dominio de Satsuma, donde cerca de una cuarta parte de la población era samurái. Aquí aún se pueden experimentar las tradiciones marciales, espirituales y artísticas que se han transmitido durante generaciones.

Los visitantes podrán asistir a demostraciones del veloz y mortífero manejo de la espada Jigen-ryu, que ahora enseña la 13ª generación de la familia Togo. Aquí podrás conocer y observar directamente a los practicantes además de aprender cómo este arte marcial inculca principios de autodisciplina, así como la filosofía de centrarse en el presente durante experiencias prácticas como el aprendizaje de técnicas tradicionales de combate con espada. También puedes ir un paso más allá y desafiarte con el esotérico estilo de meditación budista que practicaban los samuráis para mantener la mente despejada en la batalla y desarrollar la resiliencia, con el objetivo de convertirse no solo en mejores guerreros, sino también en miembros más virtuosos de la sociedad. Tras interactuar con quienes siguen honrando el bushido, comprenderás mejor la disciplina, la concentración y la determinación que caracterizaban el Camino del Samurái.

Aunque la filosofía budista y las prácticas de meditación tuvieron un profundo efecto en el modo de vida de los samuráis, también recibieron la influencia del sintoísmo, la fe autóctona de Japón. El mundo natural es fundamental para el sintoísmo, una tradición espiritual que sostiene que las deidades se encuentran en las montañas, los ríos e incluso en algunos árboles que llevan en pie al menos cien años. En Japón, la gente presenta sus respetos a estos espíritus invisibles, consagrados en estructuras sagradas o que habitan en el numinoso mundo natural.
 
En Yoshino, una zona muy boscosa en las montañas de la prefectura de Nara, es posible conectar con esta visión de la vida. Este es el hogar de los yamamori, silvicultores de montaña, que han transmitido las habilidades y el espíritu del cultivo de árboles durante cinco siglos. Antes de talar un árbol imponente, los yamamori ofrecen palabras de gratitud a las deidades. Un arquitecto especializado en estructuras tradicionales de madera puede llevarte a conocer a los artesanos, carpinteros y silvicultores que viven en armonía con el bosque, para que puedas experimentar la profunda conexión entre la naturaleza y la artesanía en Japón.

A diferencia de la arquitectura histórica occidental, en la que predomina la piedra o el ladrillo, la arquitectura tradicional japonesa es de madera. Este material más ligero y cálido, el uso de pantallas de papel y los engawa (pasarelas de madera protegidas por aleros) mantienen las casas frescas y ventiladas durante los bochornosos veranos japoneses, y crean una mayor sensación de fluidez entre el interior y el entorno circundante. Se puede experimentar esta forma más conectada de vivir con la naturaleza en los numerosos ryokan (posadas tradicionales) históricos de Japón. El mundo natural no se limita a los cuidados jardines y a las humeantes fuentes de aguas termales de las posadas, sino que los materiales de madera de los edificios, los suelos de tatami y los frescos arreglos florales llevan el exterior al interior.  

En Gora Kadan, podrás descubrir cómo se traslada la naturaleza para integrarse con el interior. Este sereno refugio está situado en Hakone, a poca distancia de Tokio, donde las vistas del monte Fuji, los bosques, los valles y las fuentes de aguas termales te cautivarán. En esta tranquila y apartada villa, que perteneció en su día a un miembro de la Familia Imperial, se combinan la atención y el uso de la madera característicos de un ryokan de lujo con todos los toques modernos necesarios para una estancia sin estrés. Siéntate junto al engawa y contempla meditativamente el juego de luces en tu jardín de rocas privado o bien observa las estrellas desde tu propio baño termal, y siente cómo la reconexión con los ritmos de la naturaleza –al más puro estilo japonés¬– puede calmarte y centrarte.

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