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Experiencias viajeros Japonismo nos cuenta cómo viajar con niños a Japón

Autor: Japonismo
Biografía: Laura y Luis son dos apasionados de Japón. En 2006 crearon Japonismo para compartir su pasión con todo el mundo.

 

 

Una forma diferente de disfrutar del país nipón.


Japón es un país perfecto para viajar con niños. Y no lo decimos porque ahora Japón esté de moda. Llevamos viajando a Japón con nuestro hijo desde que tenía 2 años y en el momento de escribir estas líneas ya ha estado 10 veces. Ni que decir tiene que Japón le encanta y, a lo largo de estos años, siempre hemos encontrado cosas que le han interesado y han hecho de la visita a Japón algo maravilloso, tanto para él como para nosotros. Porque no hay nada mejor que compartir el viaje y ver Japón a través de sus ojos.

 

Viajar, en general, es una experiencia estupenda para un niño, porque le abre la mente, le expone a diferentes idiomas, gastronomías, culturas y personas. Le muestra que el mundo es mucho más diverso de lo que podría imaginarse y eso es siempre enriquecedor. Imagina entonces esto mismo en Japón, un país lejano, con una arquitectura muy diferente, con una gastronomía también única y sorprendente, con un idioma y una cultura bien distintos. No pienses que Japón sólo te va a sorprender a ti por ser adulto. A un niño le va a dejar con la boca abierta desde el momento en el que ponga el pie allí. Desde las bulliciosas calles llenas de neones hasta los tranquilos y bucólicos jardines o los castillos que podrá explorar a sus anchas. Todo puede ser una aventura.

 

Además, si los japoneses ya suelen ser muy amables con los turistas, cuando vas con un niño esto se multiplica. Nosotros lo hemos vivido viajando con nuestro hijo a Japón y es que, cuando él estaba presente, le hablaban mucho más, le tenían siempre en cuenta en restaurantes y eran incluso más amables de lo normal (¡y normalmente ya lo son mucho!). Y si le ponéis un yukata o kimono de algodón para niños, veréis como entonces se os acercan incluso más y todos le dirán kawaiiiii, que significa «qué monoooo». En festivales, venían para mostrarle particularidades del festival, se aseguraban que estaba bien y contento, etc. Es una oportunidad única y maravillosa para conectar con la gente local y para integrarse, aunque sea por unos días.

 

 


Volar con niños


Quizás la duración de los vuelos a Japón pueda ser lo primero que te haga dudar. Pero lo bueno es que en vuelos así hay montones de opciones de entretenimiento para los más pequeños, además de que suelen darle pequeños juegos y lápices de colores para que dibuje y se entretenga. Si además le llevas alguno de sus libros o juguetes preferidos o, si tienes alguna tablet, cargas alguna de sus películas preferidas, te aseguramos que el que menos notará las horas de vuelo será el pequeño de la casa. Sobre todo, porque pese a todo el entretenimiento, seguramente será el miembro de la familia que más duerma a bordo. Y a la llegada, no te preocupes en exceso por el jet lag. Los niños se adaptan más rápido o, al menos, lo llevan mejor. Sí, es probable que te toque quedarte despierto a ratos alguna noche y tener más paciencia (se despertará a las 03:00 y tendrá ganas de jugar), pero forma parte de la aventura de viajar.

 

 

 

De turismo con tus hijos


Una vez en Japón, hay montones de cosas que puedes hacer para disfrutar de Japón con niños. Desde Japonismo tenemos muy claro que el éxito de un viaje a Japón es intentar buscar actividades donde todos podamos participar y encontrar en todo lo que visitemos la forma de interesar a los niños. Muchos templos y santuarios tienen recorridos específicos para niños, en los que tienen que ir coleccionando sellos durante la visita. Es una manera fantástica de hacer turismo «de adultos» pero motivando a los más pequeños, por ejemplo. De ahí surgió una idea: llevar siempre una libreta en blanco para ir coleccionando sellos. En Japón hay sellos de goma en todas partes, en templos y santuarios, jardines, castillos y hasta en estaciones de tren, es cuestión de buscarlos. Así que puedes motivar a tu hijo a ir buscando los distintos sellos de los lugares que vayas a visitar, así no se aburrirá y, además, acabará el viaje con una bonita colección de sellos.

 

Por supuesto, todo esto puede cambiar mucho en función de la edad de tu hijo. Si es muy pequeño, hay muchísimos parques y zonas verdes donde puede correr y jugar con total tranquilidad, además de que en estos parques suele haber zonas de juegos. Es ideal, además, porque incluso pese a la diferencia de idiomas, nuestro hijo ha llegado a jugar con niños japoneses a pesar de no entenderse. Y viéndolos parecía que fueran amigos de toda la vida y que hablaran el mismo idioma. Es algo precioso.

Un poco más mayores, existen multitud de museos donde puede disfrutar muchísimo, como el Miraikan o museo de ciencia emergente, donde pueden tocar un montón de exposiciones y aprender más acerca de cómo funcionan ciertas cosas. O los museos de arte digital de teamLab en Odaiba, que con sus juegos de luces, texturas y sonidos les fascina como le ocurrió a nuestro hijo. Y no podían faltar los museos de trenes, claro. A los japoneses, niños y mayores les fascinan los trenes. Y nosotros aún no hemos encontrado ningún niño al que no le gusten. En nuestro caso, de todas formas, los trenes son una de nuestras pasiones, así que nuestro hijo también fuera apasionado de ellos era casi inevitable. Lo bueno es que tanto en Tokio, Nagoya como Kioto hay museos de trenes con muchísimas cosas que ver y trenes antiguos y hasta trenes bala a los que poder subir, expuestos allí.

 

 

Pero además Japón cuenta con varios parques temáticos con secciones dedicadas para niños, en caso de que sean muy pequeños. Incluso aunque tu hijo sea más mayor y ya no esté tan interesado en esas atracciones para los más pequeños, las montañas rusas y el resto de atracciones seguramente le encantarán. Hablamos de parques como Disneyland y DisneySea en Tokio, Universal Studios Japan en Osaka, Fuji Q Highland en el centro de Japón o, incluso, el pequeño parque Tokyo Dome City en el centro de la capital, con una montaña rusa y varias actividades que a los niños les encantan, como una zona de juegos con chorros de agua que, si visitas Japón en verano, te darán ganas de convertirte en niño cuando veas lo bien que se lo pasa tu hijo allí y lo fresquito que se queda al remojarse.

 

Y ya que estamos en Japón, no podían faltar los castillos, por supuesto. Sobre todo si visitamos alguno de los 12 originales que quedan en el país. Porque el interior de estos castillos aún cuenta con una estructura de madera original, con escaleras empinadísimas, troneras desde las que se disparaban flechas y arcabuces, etc. Visitar uno de estos castillos nos da la excusa perfecta para contarle una historia de guerreros samuráis a nuestro hijo y que vea la visita al castillo como una gran aventura, que imagine que es un samurái o que vaya en busca de los ninjas. Además, en muchos castillos existe la posibilidad de probarse una armadura samurái y hacerse fotos y también muchos cuentan con simpáticas mascotas que a los niños les encantarán. Nosotros siempre recordaremos con cariño el castillo de Hikone, ya que nuestro hijo se encariñó de la simpática mascota Hikonyan, un gato samurái, y al final hubo que comprarle incluso el peluche de esta mascota, que no soltó durante todo el viaje.

 

¿Y la comida?


Como puedes ver, Japón no es un país difícil para ir con niños. Y quizás te preocupe la comida, pero es que ni siquiera esto es complicado. El país está tan acostumbrado y adaptado para niños que casi en cualquier restaurante pondrán un plato especial con cubiertos de personajes de animación para que los niños estén contentos. Y en la gran mayoría nos ofrecerán arroz y agua de manera gratuita y comprenderán que queramos compartir alguno de los platos con ellos (de ahí que siempre sirvan vajilla específica para los más pequeños).

 

 

Además, muchos restaurantes tienen menús infantiles pero, si tu hijo es algo más complicado con la comida o no tiene ganas de probar cosas nuevas, siempre puedes ir a un family restaurant (Jonathan’s, Gusto, Saizeriya, etc.), que son cadenas con cartas que tienen platos que a buen seguro gustan a cualquier niño, como pasta, pizza, filetes de hamburguesa con salsa, patatas fritas, y mucho más. Pero si tu niño es aventurero y tiene ganas de probar cosas nuevas, ni te lo pienses y dale a probar comida japonesa, aunque primero sea de tu plato. Hay platos que, por nuestra experiencia, son éxito asegurado como el tonkatsu (cerdo empanado), el okonomiyaki (especie de tortilla con rellenos variados), el yakisoba (fideos fritos), el karaage (pollo frito), el yakiniku (carne a la parrilla, que puedes acompañar de verduras), el sukiyaki (estofado de carne y verduras), el curry con arroz o incluso el ramen, que se lo puedes vender como una versión japonesa de la sopa de fideos. Pero hay muchas más cosas que pueden gustarle, como el sushi (¡que lo puede comer con las manos!). Estamos convencidos de que, al igual que a nuestro hijo, le encantará al tuyo también.

 

Y finalmente, si tu hijo es aún un bebé, no te preocupes, en la gran mayoría de baños hay cambiadores, salas de lactancia y en los supermercados o droguerías puedes comprar todo lo necesario para el viaje, desde pañales a comida.

 

Como puedes ver, tener hijos no va a hacer que no disfrutes de tu viaje a Japón. ¡Al contrario! Viajar a Japón con niños es una experiencia maravillosa, te lo aseguramos.

 

 

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