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La vida de Gema Gálvez en Yamaguchi: conoce sus recomendaciones y favoritos

 

Autora: Gema Gálvez Luis
Biografía: Nacida en Santa Cruz de Tenerife, Gema se mudó a Yamaguchi tras terminar un máster en Interpretación de Conferencias para actuar como enlace cultural entre la prefectura de Yamaguchi y su comunidad hermanada, Navarra. Allí realiza actividades para dar a conocer España y Navarra entre la población local, interpretación para visitas de diplomáticos y deportistas, así como promoción turística de la prefectura de Yamaguchi para el público hispanohablante.

 

 

 

     Hace cinco años, los únicos lugares de Japón que conocía eran Tokio, Kioto, Osaka y los destinos que más se ven en las portadas de las guías de viaje. Hasta que, un día, se abrió ante mí la posibilidad de mudarme a Yamaguchi, una prefectura al sudoeste de Hiroshima con un fuerte vínculo histórico con España. Estos lazos se establecieron gracias a san Francisco Javier, quien pasó por Yamaguchi en el siglo XVI y propició el hermanamiento de Pamplona y Navarra con la ciudad y la prefectura de Yamaguchi respectivamente.


     En cuanto empecé a investigar un poco sobre el lugar, me encontré con imágenes fascinantes: torii rojos que se alzaban sobre el cielo, calles que parecían sacadas de una estampa ukiyo-e o festivales llenos de color e historia. Pues bien, sin pensármelo dos veces, en julio de 2017 cogí mi maleta y comencé el viaje al lugar que desde entonces se convertiría en mi nuevo hogar.

 

 

     Y bien, ¿cómo es la prefectura de Yamaguchi? Para empezar, quiero hablaros de la ciudad donde vivo, también llamada Yamaguchi; la base de operaciones perfecta para explorar la región gracias a su acceso por tren bala y las líneas de tren que la conectan con el resto de localidades. Una de las cosas que más me gusta de mi barrio es que en 20 minutos en bicicleta puedo darme un baño en las aguas termales de Yuda Onsen o pasearme entre monumentos de hace cientos de años. Muchas veces decido seguir el cauce del río Ichinosaka hasta el templo Ruriko-ji, donde me espera su hermosa pagoda de cinco pisos rodeada de un verdor exuberante. La pagoda está declarada Tesoro Nacional de Japón y, aunque es una maravilla visitarla en cualquier estación del año, creo que tiene un encanto especial en los días tranquilos de la estación de lluvias.

 

 

     Otra ciudad que me tiene absolutamente conquistada es Hagi. Cuando voy, suelo alquilar una bicicleta para recorrer el casco antiguo y pasar por la playa de Kikugahama, con parada obligatoria en Yamazaki-ya para comerme unos takoyaki (bolitas de pulpo) o un buen kakigoori (una suerte de helado de hielo con sirope). Aunque la visita por excelencia es la ciudad castillo y sus casas samuráis —con una honorable mención al jardín de la residencia Kikuya—, yo siento una debilidad especial por la zona del canal Aiba. Me encanta darme un paseo acompañada por las carpas de colores y el rumor del agua hasta la residencia Yukawa, al principio del canal. Lo increíble de esta casa es que el agua del río fluye directamente hacia el interior de la vivienda y aún se puede ver dónde lavaban los utensilios de cocina o el sistema que utilizaban para darse un baño caliente.

 

 

     Como buena canaria que soy, me encanta todo lo que tenga que ver con el mar, y la costa de Yamaguchi me ha enamorado con sus vistas. Si hacéis una simple búsqueda en Internet probablemente encontraréis fotos de una fila serpenteante de torii con el mar de fondo. Se trata del santuario Motonosumi, un enclave que se ha convertido en uno de los símbolos por excelencia de la prefectura después de que la CNN lo citara entre los 36 paisajes más bonitos de Japón. Muchos conocemos la famosa imagen del santuario Fushimi Inari de Kioto, pero al llegar aquí me cautivó el contraste del azul, el rojo y el verde de Motonosumi. Es una delicia bajar los escalones del santuario y ver cómo va asomando el mar entre los toriis.

 

 

     Pero para empaparse de toda la belleza del mar de Japón, lo mejor es poner rumbo al puente de Tsunoshima. Muchos inician su viaje con las impresionantes vistas del mirador a la entrada del puente, pero nada puede igualar ese momento mágico en el que subes al coche y sobrevuelas la inmensidad de ese manto azul cobalto. Aunque la temporada de baño suele ser desde principios de julio hasta finales de agosto, merece la pena ir a Tsunoshima en un día despejado solo para ver esas aguas cristalinas que parecen sacadas de una isla paradisíaca.

 

    

     ¿Y qué os puedo contar de la gastronomía de Yamaguchi? Una de las especialidades más conocidas es el kawarasoba, un plato de fideos soba servido sobre una teja. Al principio no me creía que se comieran los fideos sobre una teja de verdad, pero al llegar a Yamaguchi y pedir una ración, voilà, allí estaba todo tal y como me lo habían descrito: fideos soba de té verde acompañados de tiras de carne de vacuno, tortilla japonesa y alga nori que se van tostando sobre una teja caliente. ¡Y encima está buenísimo!

 

 

     Aunque el verdadero protagonista de la gastronomía de la región es sin lugar a dudas el pez globo o fugu, y el lugar ideal para degustarlo es la ciudad de Shimonoseki. El pez globo es mundialmente conocido por contener veneno, pero en Shimonoseki se puede comer con toda seguridad y de muchas maneras diferentes: en sashimi, en karaage, en guisos, etc. Mi plato favorito es la sopa de fugu, pero también es popular darse un lujo y pedirse un plato de sashimi exquisitamente decorado. Ahora bien, no todo es pez globo en Shimonoseki, en la lonja de Karato puedes perderte entre los puestos de pescado fresco, elegir un sushi de calidad a muy buen precio y sentarte a disfrutar de las vistas del estrecho de Kanmon.

 


      Y evidentemente, nada mejor para acompañar un pescado de calidad que un buen nihonshu (nombre real de lo que en España se conoce como sake), ¿verdad? En Yamaguchi se producen muchos sakes excelentes como Toyo Bijin, Taka o Gangi, pero el que sin duda ha cosechado más éxito a nivel internacional es Dassai. Esta célebre bebida se elabora en la bodega Asahi Shuzo, en Iwakuni, ciudad situada a unos 50 km de Hiroshima conocida por el Puente Kintaikyo. La popularidad de Dassai reside en el pulido de los granos de arroz con los que se elabora, dando lugar a un refinado sabor afrutado que se ha adaptado muy bien al paladar del mercado internacional.

 

 

     Es difícil condensar en un solo texto lo mucho que adoro Yamaguchi, pero me conformo con haberos transmitido que todavía os quedan muchas cosas por descubrir. A través de nuestra cuenta de Instagram @visit_yamaguchi, podréis asomaros a los encantos de la prefectura y preguntarnos todo lo que queráis. Vuestro próximo viaje a Japón tiene una nueva parada. Os esperamos en Yamaguchi con los brazos abiertos.

 

 

 


 

 

Las publicaciones en Instagram de

“Visit Yamaguchi”


▼La pagoda iluminada de noche

(https://www.instagram.com/p/CFtaNXfg1et/)

 

 

▼Santuario Motonosumi

(https://www.instagram.com/p/B2TJoMsAz8m/)

 

 

▼Puente de Tsunoshima

(https://www.instagram.com/p/CTOpVuSCs9g/)

 

 

▼Kawarasoba

(https://www.instagram.com/p/B9inCmHAcWt/)

 

 

▼Sushi en la lonja de Karato

(https://www.instagram.com/p/B3L2A2Lgf5Y/)

 

 

▼Puente Kintaikyo

(https://www.instagram.com/p/CR8ILa6lTGV/)

 

 

 

 

 

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