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Tras los pasos de Enrique Álex por el Japón más desconocido

 

Enrique Álex es uno de los afortunados para los que su pasión se ha convertido en su trabajo. En 2016 este madrileño hizo las maletas para dar la vuelta al mundo. Desde entonces, ésta se ha llenado de experiencias y recuerdos. Las últimas, las vividas en un recorrido por el Japón más auténtico, a la par que desconocido: el que conforman la prefectura de Tochigi y la región de Tohoku.

Porque Enrique es, además de un viajero incansable, un amante de Japón: de sus paisajes y ciudades, de su cultura y costumbres, de su gastronomía y su arte. De hecho, hacía tan solo 3 meses que había estado en el país, pero viviendo una cara totalmente distinta de Japón a la que experimentó en este viaje.

Durante 10 días, Enrique recorrió Tokio, Nikko, Sendai, Hiraizumi, Morioka y Jodogahama.

 

Ruta de Enrique Álex

 

Como ves, un viaje de lo más completo con punto de partida en la capital y final en el paraíso de Jogodahama, en la prefectura de Iwate. Sus primeras palabras nada más aterrizar en Japón ya eran toda una declaración de intenciones: “Japón es nuestro país favorito de Asia y probablemente del mundo, hemos venido porque hay una región en la que nunca jamás hemos estado y anteriormente nos quedamos con las ganas: Es el norte de la isla de Honshu. Estaremos unos días en Tokio y después nos vamos a Tohoku”. ¿Le acompañas?

 

Un Tokio diferente y sorprendente

Para Enrique Álex esta era su quinta visita a Tokio. Sin embargo, la primera en invierno. Por lo tanto, pudo conocer una faceta muy diferente de la capital, otra versión que no teme al frío y que mantiene su atractivo y vitalidad inalterables. Una ciudad que conserva todo su encanto y añade otros propios de esta época del año. Tal y como afirma Enrique, “Tokio es la definición perfecta de tradición y modernidad, juntas y en armonía”.

Antes de partir hacia el norte, Enrique visitó el Jardín Nacional Shinjuku Gyoen, una antigua finca de un señor feudal cuyo principal encanto es, además de ser un oasis de paz en pleno Tokio, que cuenta en su perímetro con 3 jardines de 3 estilos diferenciados: el inglés, el francés y el japonés, cada uno con sus particularidades y plantas y flores propias. A pesar de estar en febrero, Shinjuku Gyoen reservaba una sorpresa para Enrique, y es que pudo contemplar algunos ciruelos en flor,

 

Ciruelos en flor en el Jardín Nacional Shinjuku Gyoen

 

apón está lleno de detalles que quizá pasen desapercibidos para el viajero. Por ejemplo, “la gran cantidad de calles y estaciones de Tokio que tienen guías para las personas invidentes” cuenta Enrique, y así quiso mostrárselo a sus seguidores en sus redes sociales:

 

Indicaciones para invidentes en las calles de Tokio

 

Además, visitó el barrio Roppongi, uno de los más activos, modernos y culturalmente influyentes de la capital, y la emblemática Torre de Tokio y sus alrededores, donde se concentran históricos templos, museos y zonas naturales perfectas para que el viajero se tome un respiro.

 

Imagen de la Torre de Tokio

 

Edo Wonderland, una mirada al pasado en Nikko

El norte de Japón llamaba a la puerta de Enrique. El viaje comenzaba y, cómo no, el desplazamiento se realizó en tren, el medio predilecto de nuestro viajero: “Una maravilla de Japón son sus trenes. Los hay de todos los tipos, son cómodos, rápidos y llegan a todas partes”.

La primera parada en Tochigi fue Edo Wonderland, parque temático capaz de trasladar a todo visitante a la cultura y la atmósfera del período Edo (1603-1867). Para ello, recrea un pequeño pueblo de la época y actores y actrices dan vida a todas sus atracciones. Un acercamiento totalmente realista a la época de los samuráis y los señores feudales. Y, además, “en plena naturaleza. Es precioso”, afirma Enrique Álex sobre su experiencia en Edo Wonderland.

 

Parque Edo Wonderland en Tochigi

 

Allí tuvo tiempo para compartir con sus seguidores otra reflexión: “Todo en este país es pensar en el bienestar de los demás. Siempre que venimos, pensamos que ojalá nuestra sociedad tuviese este cuidado con todo el mundo. Solo hemos visto esta atención en Japón y no es una anécdota, es así todo el rato y con todo”. Y para muestra, un botón: “En Edo Wonderland nos llamó la atención el cartel de agradecimiento por visitar el parque en época de frío. Y por el regalo de parches de calor que recibimos a la entrada”.

 

Nikko, tradición Patrimonio de la Humanidad entre montañas sagradas

Otra estación en Tochigi fue Nikko, donde Enrique Álex pudo conocer el Patrimonio Mundial que componen los santuarios y templos de esta localidad, formado por 103 estructuras repartidas en 3 complejos, entre los que destaca el del santuario Toshogu, mausoleo del shogun Tokugawa Ieyasu, y el precioso puente rojo de Shinkyo.  El viajero puede desplazarse entre santuario y santuario caminando, y “vale mucho la pena. A los pies de las montañas, Patrimonio de la Humanidad y que se puede visitar desde Tokio en un viaje de un día”, explica Enrique Álex.

 

Puente Shinkyo en Nikko, Tochigi

 

Un paraíso para los amantes de las pagodas como Enrique, para el que “son, con diferencia, mi construcción favorita de Japón. Siempre imponentes y muy visibles desde lejos.”. Allí, el viajero nos dejó una recomendación: “Los templos budistas tienen en la entrada guerreros. Todo en Japón tiene un significado, por lo que os animo a que miréis siempre los carteles para no perderse los pequeños detalles”.

Tras una jornada entre templos, historia, arte y tradición, llegó el momento para otro de los iconos de Japón en general y del norte en particular, su gastronomía. Para reponer fuerzas, Enrique Alex probó el, según sus palabras, “tofu más increíble que he comido jamás, y creedme que he probado mucho. Era tofu de yuba, la nata de la leche de soja, cremosa y con un sabor espectacular. Y después, ramen vegano con yuba”.

 

Algunas de las especialidades japonesas que probó Enrique Álex en su viaje

 

El siguiente destino aguardaba, pero no sin antes vivir una experiencia tan relajante como reparadora para afrontar el resto de este apasionante viaje: la visita a un onsen, baños japoneses con aguas termales de origen volcánico.

 

Sendai e Hiraizumi: el Japón por descubrir

Con las pilas cargadas, era el momento de descubrir Tohoku, tomando como punto de inicio su ciudad más poblada, Sendai, en la prefectura de Miyagi. Allí, como hicieron Marina Comes y Oliver Vegas, Enrique Álex visitó el mausoleo de Zuihoden, un enclave histórico erigido en 1637 en memoria de los daimyo del Dominio Sendai, Date Masamune y sus herederos. Para Enrique este mausoleo “es como viajar en el tiempo, una pasada”.

 

Mausoleo de Zuihoden en Sendai, Miyagi

 

Pero Sendai tuvo otros muchos elementos que lograron sorprender a Enrique: desde gastronómicos (probó el onigiri, una bola de arroz mezclada o rellena de otros ingredientes) a urbanísticos, como los pasos de cebra cruzados de la ciudad o las galerías comerciales, “una calle normal pero llena de tiendas y restaurantes”. En definitiva, una ciudad capaz de combinar la modernidad de las urbes japonesas con la historia samurái desde una situación privilegiada, al lado del mar y rodeada de montañas.

Tras Sendai llegó el turno de la visita a Hiraizumi, en la prefectura de Iwate. Una zona no excesivamente turística, como Enrique Álex pudo comprobar. Sin embargo, no por ello deja de ser un lugar especial, con un pasado lleno de historia. De hecho, en el siglo XII contaba con más de 40 pagodas y templos, en un complejo con 500 residencias de monjes. Aunque de estos templos solo quedan marcas en el suelo, la zona conserva un encanto único.

Allí visitó los templos de Chuson-ji - Patrimonio Mundial por la UNESCO- y Motsu-ji, fundado en el año 805 y que posee uno de los escasos ejemplos que quedan en Japón de jardín de la escuela budista de la Tierra Pura. Además, es recomendable acercarse hasta el Archivo de Bienes Culturales, un museo en el que se explica la historia del templo.

 

Templo de Chosun-ji en Hiraizumi, Iwate

 

Morioka y Jodogahama, colofón gastronómico y natural a un viaje al Japón más auténtico

Las últimas etapas del viaje de Enrique le permitieron seguir disfrutando de los sabores propios de la gastronomía japonesa, como un plato de soba con setas o el curry japonés -con un toque dulce-, o de cenas donde pudo descubrir otras muchas especialidades en Morioka, todavía en la prefectura de Iwate, una ciudad con un excelso patrimonio cultural donde la artesanía y música comparten protagonismo. 

En el camino hacia el último destino del viaje, la costa de Jodogahama, Enrique Álex pudo contemplar de primera mano el encanto que desprenden los impresionantes paisajes nevados de la zona.

 

Paisajes nevados en Iwate

 

La belleza de las rocas blancas, los pinos y las aguas tranquilas y cristalinas de la playa de Jodogahama supusieron un punto final de ensueño para un viaje que, a buen seguro, Enrique Álex no olvidará, pues por fin pudo descubrir el Japón más desconocido. ¿Te animas a recrearlo?

 

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